Tipos de Índices (Peirce, Sebeok, Eco)

  • Señal: Signo artificial o natural que provoca en el receptor (que puede no ser humano) algún tipo de reacción.
  • Ostensión: Se produce cuando un objeto o fenómeno determinado, producido por la naturaleza o por la acción humana, intencionalmente o no, existente como hecho en un mundo de hechos, resulta seleccionado por alguien y mostrado como la expresión de la clase de objetos de que es miembro. Es muestra o ejemplo.
  • Deícticos (que designan): Pronombres, adverbios de lugar o tiempo. Señalan elementos que ya están en el discurso y que tienen que ver con quien lo enuncia.
  • Reagents: se utilizan en la elaboración de hipótesis y narrativa policial.
  • Fetiche: Índice artificial, hábilmente tramado, brujería. Es metonímico (una parte representa al todo), relacionado a lo simbólico y a lo icónico. Funciona sicológicamente.

Para Peirce, el índice lo relacionamos con «indicio». Funciona por contigüidad con otro objeto y lo determina la experiencia, sea esta dada por experiencias individuales o por convenciones sociales.

Para Sebeok, el índice es el signo más atractivo y vivimos trabajando con él.

Para Eco, el icono y el índice se confunden, no suelen presentarse en estado puro.

Claves para escribir en Internet

Escribir para un sitio de la Web parece más sencillo que hacerlo para un diario, una revista o la televisión. Nada más alejado de la realidad. Crear textos para la Web no es más fácil ni más difícil: es distinto. El periodismo on line ya tiene sus propias características. Quienes deseen escribir para la Web deben saber que los navegantes, antes que leer, lo que hacen es dar un vistazo en busca de informaciones útiles y creíbles. Y la experiencia indica que los usuarios de Internet difícilmente soporten la lectura de textos on line de más de mil palabras. No es que frente a la computadora el lector se torne más perezoso que ante un papel impreso, sino que el acto físico de leer en pantalla y hacer avanzar el texto con el mouse o el teclado implican una incomodidad y un esfuerzo mayor que el de sostener un periódico en un sillón o en la cama.

Gran parte del trabajo de escritura para la Web consiste en hacer que el lector encuentre lo que necesita con facilidad. Para lograrlo, hay una serie de técnicas. Por ejemplo, los artículos que se publiquen en la Web deben ser cortos y precisos. Además, es aconsejable dividirlos en bloques de texto de no más de quinientas palabras y ubicarlos en páginas diferentes del mismo sitio, pero enlazados. Eso sí, cada uno de estos bloques de texto debe valer por sí mismo. Tiene que incluir informaciones concretas e invitar a continuar la lectura del artículo completo con claras indicaciones de cómo hacerlo. Conviene usar frases cortas y palabras de uso corriente. Y cada oración debe contener solamente una idea, preferiblemente al final de cada frase, que es lo que el lector mejor recordará. Y los párrafos no deben incluir más de cinco o seis oraciones.

En cuanto el sitio, aunque cada sitio tiene sus propias normas, la mayor parte de la escritura on line es informal, irreverente, jugada e ingeniosa. Por eso es bueno incorporar el tono de los mensajes de los e-mail cuando nos comunicamos con un amigo. Por otra parte, la mejor forma de comenzar un texto es mediante un par de oraciones que resuman el contenido del artículo. Los inicios con suspenso o con el relato de una historia, muy interesantes en los medios gráficos, no funcionan bien con el lector de la Web.

Otra de las características salientes de un texto de la Web es la inclusión de links. Sin embargo, el exceso de tipografías, colores o subrayados con que aparecen en pantalla puede tornar pesada la lectura. Al describir una secuencia o una jerarquía es recomendable recurrir a listados numerados o con viñetas. Estas listas son mucho más fáciles de leer que un montón de palabras y oraciones. También es bueno incluir subtí­tulos y palabras clave.

El humor también es una buena arma. Pero esa herramienta tiene doble filo. Cuando se escribe para la Web, nuestras palabras llegarán a todo el mundo, literalmente. Por eso hay que evitar modismos o chistes que resulten incomprensibles o chocantes a personas que viven en otro ámbito geográfico.

Del otro lado del PC siempre habrá un lector, una persona para la cual se escribe. Alguien que concluirá la lectura de nuestras líneas con interés o que no querrá saber más nada de nosotros. Después de todo, ofertas le sobran. Porque Internet será virtual, pero los lectores y redactores que se comunican por este medio son tan reales como siempre.

David Landesman, editor y redactor argentino de sitios Web.
Extraído de Separatas del Verano, semanario Brecha, Viernes 23 de febrero de 2001.