La ciencia en un pantano (Karl Popper)

La base empírica de la ciencia objetiva no tiene, por consiguiente, nada de «absoluto». La ciencia no descansa en una sólida roca. La estructura audaz de sus teorías se levanta, como si dijéramos, encima de un pantano. Es como un edificio construido sobre pilotes. Los pilotes son hincados desde arriba en el pantano, pero no en una basenatural o «dada»; y si no hincamos los pilotes más profundamente no es porque hayamos alcanzado suelo firme. Simplemente paramos cuando nos satisface la firmeza de los pilotes, que es suficiente para soportar la estructura, al menos por el momento.

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* Popper, Karl (1972). Lógica de la investigación científica.

Claves para escribir en Internet

Escribir para un sitio de la Web parece más sencillo que hacerlo para un diario, una revista o la televisión. Nada más alejado de la realidad. Crear textos para la Web no es más fácil ni más difícil: es distinto. El periodismo on line ya tiene sus propias características. Quienes deseen escribir para la Web deben saber que los navegantes, antes que leer, lo que hacen es dar un vistazo en busca de informaciones útiles y creíbles. Y la experiencia indica que los usuarios de Internet difícilmente soporten la lectura de textos on line de más de mil palabras. No es que frente a la computadora el lector se torne más perezoso que ante un papel impreso, sino que el acto físico de leer en pantalla y hacer avanzar el texto con el mouse o el teclado implican una incomodidad y un esfuerzo mayor que el de sostener un periódico en un sillón o en la cama.

Gran parte del trabajo de escritura para la Web consiste en hacer que el lector encuentre lo que necesita con facilidad. Para lograrlo, hay una serie de técnicas. Por ejemplo, los artículos que se publiquen en la Web deben ser cortos y precisos. Además, es aconsejable dividirlos en bloques de texto de no más de quinientas palabras y ubicarlos en páginas diferentes del mismo sitio, pero enlazados. Eso sí, cada uno de estos bloques de texto debe valer por sí mismo. Tiene que incluir informaciones concretas e invitar a continuar la lectura del artículo completo con claras indicaciones de cómo hacerlo. Conviene usar frases cortas y palabras de uso corriente. Y cada oración debe contener solamente una idea, preferiblemente al final de cada frase, que es lo que el lector mejor recordará. Y los párrafos no deben incluir más de cinco o seis oraciones.

En cuanto el sitio, aunque cada sitio tiene sus propias normas, la mayor parte de la escritura on line es informal, irreverente, jugada e ingeniosa. Por eso es bueno incorporar el tono de los mensajes de los e-mail cuando nos comunicamos con un amigo. Por otra parte, la mejor forma de comenzar un texto es mediante un par de oraciones que resuman el contenido del artículo. Los inicios con suspenso o con el relato de una historia, muy interesantes en los medios gráficos, no funcionan bien con el lector de la Web.

Otra de las características salientes de un texto de la Web es la inclusión de links. Sin embargo, el exceso de tipografías, colores o subrayados con que aparecen en pantalla puede tornar pesada la lectura. Al describir una secuencia o una jerarquía es recomendable recurrir a listados numerados o con viñetas. Estas listas son mucho más fáciles de leer que un montón de palabras y oraciones. También es bueno incluir subtí­tulos y palabras clave.

El humor también es una buena arma. Pero esa herramienta tiene doble filo. Cuando se escribe para la Web, nuestras palabras llegarán a todo el mundo, literalmente. Por eso hay que evitar modismos o chistes que resulten incomprensibles o chocantes a personas que viven en otro ámbito geográfico.

Del otro lado del PC siempre habrá un lector, una persona para la cual se escribe. Alguien que concluirá la lectura de nuestras líneas con interés o que no querrá saber más nada de nosotros. Después de todo, ofertas le sobran. Porque Internet será virtual, pero los lectores y redactores que se comunican por este medio son tan reales como siempre.

David Landesman, editor y redactor argentino de sitios Web.
Extraído de Separatas del Verano, semanario Brecha, Viernes 23 de febrero de 2001.

¿El fin de la televisión abierta?

¿Estaremos viviendo el fin de la televisión abierta? Ésta es una rápida reflexión al ver el campo audiovisual en estos últimos tiempos.

La televisión abierta está sufriendo una crisis profunda, desde que a nuestro país llegó la televisión para abonados por cable. El objetivo de estos es simple: llegar a los usuarios de una forma fragmentada, ofreciendo diversos canales: cine, deportes, ciencia, música, dibujos animados, entretenimientos en general, etcétera, etcétera.

Gran parte de la población se ha identificado con este nuevo -ya con décadas en otros países- formato de televisión. A todo esto debemos agregarle la irrupción de la televisión satelital, gracias a la derogación de la ley que lo impedía, efectuada por el Presidente Jorge Batlle (Uruguay). Esta nueva modalidad se ha transformado en un auge en los últimos años. La televisión satelital ofrece a los usuarios una variedad que oscila entre los 150 y 200 canales. A modo de ejemplo, podemos citar a la operadora DirectTV Latin America, controlada por la Hughes Electronics Corporation (74%), Grupo Cisneros y Bessemer Holdings (21%) y Grupo Clarin (5%), que está preparándose, según el informe de la Gazeta Mercantil Latinoamericana, «para conquistar cuatro millones de abonados en América Latina en los próximos cinco años». Actualmente, DirectTV cuenta con 1,3 millones de abonados en América Latina, de los cuales 500 mil, casi el 40% del total, son brasileños. Otro 20% está en Argentina, un 18% en México y el 22% restante se divide entre los otros países de la región.

Además de ofrecer canales exclusivos como Disney (infantil) y HBO (películas), la empresa apuesta a una pasión de los latinoamericanos: el fútbol. Según el informe de la Gazeta Mercantil Latinoamericana, en diciembre pasado, DirectTV pagó «cerca de 400 millones de dólares a la FIFA para obtener los derechos exclusivos de transmisión de la Copa del Mundo de fútbol 2002 y 2006 a México, Argentina, Venezuela, Colombia, Uruguay y Chile».

Otro pilar de la estrategia de la empresa para América Latina es la TV interactiva, con video juegos, servicios de información del tiempo, transportes y home banking. Antes del final del año, también será implementado lo que está siendo llamado t-commerce, o comercio electrónico por TV. El objetivo es permitir que el televidente adquiera productos apenas usando su control remoto. «No estamos compitiendo con la computadora. La televisión es un vehículo de entretenimiento para la familia. Queremos ofrecer diversión y facilitar la vida de las personas», dice el brasileño Milton Torres, vicepresidente de DirectTV Latin America.

Por lo visto -o, mejor dicho, leído- la televisión abierta se encuentra con grandes problemas de supervivencia. La televisión por cable y la televisión satelital la están desplazando paulatinamente. Esto significará, supongo yo, que no tendremos que manejar el control remoto para hacer zapping por los enlatados que ofrece la programación de nuestros canales, sino que tendremos el control remoto para poder consumir productos y así poder satisfacer nuestras necesidades no básicas, sin movernos ni un centímetro de la pantalla del televisor. ¡¡¡Que bueno!!! ¿No?

Cyberocupa

En este universo de lenguajes heterogéneos, de macros y de micros, soy un paria de la nueva era. Un cyberocupa interconectado con almas electrónicas que viajan por este caos virtual infinito. Una lágrima de metal que fluye entre las fibras ópticas hacia los más oscuros rincones de la imaginación.

La fuerza gravitacional no existe. La velocidad de la dinámica me transporta sin dejar rastros. La pureza de lo aséptico. El efecto doppler no existe en este espacio inconquistable de la tecno-vida.

Mis ojos se derriten para siempre en este sueño eterno, para sufrir la próxima vida que me espera. Demasiado pronto he recorrido el alter-mundo. Un segundo, una fracción que no puedo explicar me convierte en este ser digitalizado, que para siempre ha de cargar la cruz del nuevo milenio. La pesadilla de Asimov, de Ballard, de Bradbury, de Huxley, de mí otro yo, que no es más que aquel que nunca pude ser, antes de encender mi ordenador.

¡Buh! ¡Feliz día de Halloween!

«Mas claro échale agua», dice un refrán popular. Halloween ya está entre nosotros. Y las voces se hacen escuchar: «Imperialismo cultural» dicen unos, «manifestación contracultural» dicen otros, y otros más vivos dicen «las ventas suben hasta las nubes».

La cuestión es que los uruguayos somos unos fantasmas. El fin de semana pasado me encontraba en el Montevideo Shopping -por motivos que no deseo explicar-, en el complejo Moviecenter, y la parafernalia del horror me eclipsó los ojos. Calabazas, momias, brujas, dráculas, y otros seres irreconocibles para un tipo que ya está por fuera de la realidad juvenil pokemon. Niños disfrazados, madres histéricas disfrazadas y padres panzones disfrazados mirando alucinados la bicicleta de Milton Wynants… ¡muy fuerte!

Parece que antes de la proyección cinematográfica es obligación comprar pop, chicles, maní con chocolate, y todas las golosinas que se puedan llevar a la boca en 120 minutos de «séptimo arte» (¿?).

Moviecenter -y su olfato marketinero- pautó a los vendedores de golosinas disfrazarse para vender de forma cool y espanglish, todas esas fantásticas delicias a los ingenuos y cada vez más nabos padres.

La cuestión es que mucho Halloween, Día de Guy Fawkes, Trick or Treat, and more… pero en Carnaval -que esa sí es una fiesta yorugua por excelencia- ya nadie se disfraza. ¿Será porque los uruguayos ya estamos podridos de disfrazarnos para ir a trabajar, votar, estudiar, bailar, etc.? ¿O será que en estos tiempos de verdadero terror en que vivimos, los uruguayos nos conformamos con ponernos la careta de fantasma para decir «¿trato o treta?», para que devuelta nos rompan la jeta?

¡Buh! ¡Feliz día de Halloween!

¿Ciencia-ficción o pura realidad?

«Ya estamos tan acostumbrados que ni siquiera nos damos cuenta de que «el invento de la imprenta facilitó mucho el manejo de la opinión pública, y el cine y la radio contribuyeron en gran escala a acentuar este proceso. Con el desarrollo de la televisión y el adelanto técnico que hizo posible recibir y transmitir simultáneamente en el mismo aparato, terminó la vida privada. Todos los ciudadanos, o por lo menos todos aquellos ciudadanos que poseían la suficiente importancia para que mereciese la pena vigilarlos, podían ser tenidos durante las veinticuatro horas del día bajo la constante observación de la policía y rodeados sin cesar por la propaganda oficial, mientras que se les cortaba toda comunicación con el mundo exterior.» (Orwell, 1983).

¿Ciencia-ficción o pura realidad?

¿Diferentes ópticas?

Ojos sádicos reveladores de verdades a medias. Historias de engaños lejanos de un tiempo que no es ayer.

Iris de pez muerto en ojo de ser humano convaleciente pero agradecido. Nanotecnologías para el amor que nadie quiere ofrecer. Mañanas de plástico diluidas en frascos de narcóticos japoneses. Piernas desafiladas por los senderos de la distancia cercana.

Fiebres de la noche que no pude verte conmigo por qué mirabas la TV. Microscópicas serpientes de bytes comen de mi mano los pequeños trozos de un mundo que no quiso ser. Fábricas de nylon transparente cierran al vacío las ilusiones de un que viejo que tose inmundicias de alquitrán. Bocas de metal oxidado se babean y se retuercen en nombre de la verdad.

¿Diferentes ópticas? Visiones de un mundo que no es el mismo que vos quisiste, pero que quiso él y él y él y aquel.

El futuro desconocido

Este artículo está compuesto por dos escritos muy breves (con una diferencia de 6 días entre sí) que versan sobre la incertidumbre más básica y a la vez más preocupante de los mortales: la existencia.

Sueño Invernal

Otra vez se entreveran mis pensamientos. Se mezclan los conceptos y mis dedos teclean violentamente la máquina para traducirlos a la pantalla. No controlo mis instintos. Los dejo libres de toda cárcel racional. Los dejo fluir a través del pensamiento.

Pienso en el futuro… ¿Existe el futuro? ¿Dónde me encontraré en 10 años? ¿Estaré con vida? No puedo responder esas incógnitas.

Me quedo observando hacia la calle por la ventana de mi habitación. No hay vida. Solamente automóviles estáticos en el tiempo. Paredes golpeadas por el ácido flujo temporal. No tengo nada más que hacer. Me siento una decepción del conocimiento.

¿Estaré con vida? Realmente no lo sé. Quizá sea hora de despertar de este sueño invernal.

Como Alicia en el país de las maravillas

Como a «Alicia en el país de la maravillas», un tornado nos ha depositado en otra dimensión. Un tornado informático nos ha succionado por completo.

¿Quién sabe Alicia dónde estarás? El sendero de la técnica y del conocimiento nunca se sabe a dónde te puede conducir. Alicia, ¿cuál será tu destino?

Perversamente la bruja te observa y se ríe de vos. El hombre de hojalata quiere un corazón. Ya es posible. El hombre de hojalata contiene hardware sofisticado y su software es hightech.

¿Quién sabe, Alicia? Quizá este país fue construido porque sí.

Salir del cine, según Barthes*

El ensueño crepuscular.

«Todo sucede como si, incluso antes de entrar en la sala, ya estuvieran reunidas las condiciones clásicas de la hipnosis: vacío, desocupación, desuso; no se sueña ante la película y a causa de ella; sin saberlo, se está soñando antes de ser espectador. Hay una «situación de cine», y esta situación es pre-hipnótica. Utilizando una autentica metonimia, podemos decir que la oscuridad de la sala está prefigurada por el «ensueño crepuscular» (que según Breuer-Freud), precede a la hipnosis, ensueño que precede a esa oscuridad y conduce al individuo, de calle en calle, de cartel en cartel, hasta que éste se sumerge finalmente en un cubo oscuro, anónimo, indiferente, en el que se producirá ese festival de los efectos que llamamos una película…»

¿Y la televisión?

«Evoquemos la experiencia contraría: en la televisión, aunque también pasan películas, no hay fascinación; la oscuridad está eliminada, rechazado el anonimato; el espacio es familiar, articulado (por muebles y objetos conocidos), domesticado: el erotismo (digamos mejor la erotización del lugar, para que se comprenda lo que tiene de ligero, de inacabado) ha sido anulado: la televisión nos condena a la familia, al convertirse en el instrumento del hogar…»

Una frase:

«Es como si un largo tallo de luz recortara un agujero de cerradura y todos estuviéramos, estupefactos, mirando por ese agujero.»

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* Roland Barthes (1975). Lo obvio y lo obtuso (imágenes, gestos, voces).

Esa «cajita» plástica

El ser humano no puede vivir sin la tecnología. Depende de ella, como el niño recién nacido depende de la madre para poder alimentarse. La tecnología avanza y la dependencia que crea en el ser humano va a la par.

Dentro de los medios de comunicación, la televisión nos inculcó la cultura de la imagen; la del primer plano, el plano detalle, el video-clip. Nuestros pensamientos abstractos los producimos masajeados por esa cultura de la imagen.

La televisión es un integrante más de la familia. La adoramos. No podemos vivir sin ella. La «cajita» plástica es nuestra gran ilusión, la mentira más verdadera. ¡Pensar que en sí misma, es simplemente la conjunción de tres colores y algunas cosillas más!